Queridos hermanos y hermanas, hoy quiero compartir con ustedes un pasaje de la Biblia que siempre me ha conmovido y llenado de alegría. En el Salmo 119:74, el salmista dice: Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.
Este versículo me hace reflexionar sobre la importancia de la comunidad y de la fe compartida. Cuando nos reunimos con otros creyentes para adorar a Dios y aprender de su Palabra, experimentamos una alegría profunda y verdadera. Nos sentimos acompañados en el camino de la vida y podemos compartir nuestras alegrías y penas con personas que comparten nuestros valores y nuestra visión del mundo.
Además, este versículo nos recuerda la importancia de estar abiertos a los demás y de acoger a quienes quieren unirse a nuestra comunidad de fe. No importa de dónde vengan, qué idioma hablen o cuál sea su situación social o económica. Todos somos hijos e hijas de Dios y todos tenemos un lugar en su casa.
Así que hoy les animo a que reflexionen sobre este pasaje de la Biblia y sobre la importancia de la comunidad y la acogida en nuestra vida de fe. Que podamos ser como el salmista y alegrarnos con aquellos que quieren venir a la casa de Jehová. Que podamos compartir nuestra alegría y nuestra fe con todos los que nos rodean, y que podamos ser una luz en medio de la oscuridad.
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¿Quién se alegró con la crítica constructiva?
Una de las cosas que más me alegra es recibir feedback constructivo y críticas que me ayuden a mejorar en mi desempeño. En varias ocasiones, he recibido comentarios de colegas y amigos que me han señalado errores o áreas de mejora en mi trabajo, y en vez de sentirme mal o resentido, me he sentido agradecido por su honestidad y disposición para ayudarme a crecer.
Recuerdo una vez en particular, cuando estaba trabajando en un proyecto y una de mis colegas me hizo una observación sobre cómo podía mejorar un aspecto del mismo. En vez de tomarlo como una crítica personal, decidí tomar su consejo y trabajar en la mejora de ese aspecto. Cuando finalmente terminé el proyecto y lo presenté, mi colega se acercó a mí para decirme lo impresionada que estaba con el resultado final y cómo había mejorado ese aspecto que había sido señalado anteriormente.
En ese momento, me di cuenta de que realmente me había alegrado con esa crítica constructiva, ya que me había ayudado a crecer y mejorar en mi trabajo. Desde entonces, siempre he estado abierto a recibir feedback y críticas constructivas, ya que sé que son una oportunidad para mejorar y crecer como profesional.
El Salmo 122: Yo me alegré con los que me decían.
El Salmo 122 es un himno de peregrinación que expresa la alegría y la emoción de los fieles al llegar a Jerusalén para adorar al Señor en el templo. El verso Yo me alegré con los que me decían: Vamos a la casa del Señor (Salmo 122:1) es especialmente significativo, ya que refleja el deseo de unirse a otros creyentes para alabar a Dios.
Este verso se ha convertido en un lema para muchos cristianos, que lo utilizan para expresar su amor por la iglesia y su deseo de estar en comunidad con otros creyentes. Además, el Salmo 122 en su totalidad nos recuerda la importancia de la unidad y la solidaridad en la fe, así como la necesidad de buscar la paz y la justicia en nuestro mundo.
Nos invita a unirnos a otros creyentes en adoración y a trabajar juntos por un mundo más justo y pacífico.
El Salmo 133 1: La hermandad es una bendición divina.
El Salmo 133 1 dice: ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Este verso habla de la importancia de la unidad y la hermandad entre las personas, especialmente entre los creyentes. Cuando nos unimos en amor y en un propósito común, experimentamos una bendición divina que nos fortalece y nos anima en nuestro caminar.
Este versículo puede aplicarse a muchas situaciones en la vida, incluyendo la alegría que sentimos cuando otros nos animan y apoyan en nuestras luchas. Cuando alguien nos dice palabras de aliento y nos muestra su amor, se crea un sentido de comunidad y unidad que nos hace sentir más fuertes y capaces de enfrentar los desafíos que se presentan.
El Salmo 133 1 nos recuerda la importancia de valorar y cultivar estas relaciones, para que podamos experimentar la plenitud y el gozo que Dios tiene para nosotros.
La alegría de recibir el mensaje de Dios.
La alegría de recibir el mensaje de Dios es algo indescriptible. Es una emoción que llena el corazón y el alma de una manera única y especial. Cuando se recibe la palabra de Dios, se siente una paz y una tranquilidad que no se pueden explicar con palabras.
Es como si todo lo demás desapareciera y solo quedara el amor y la presencia divina. La alegría de recibir el mensaje de Dios es una experiencia que cambia la vida de las personas para siempre.
No importa si se trata de una revelación personal o de una enseñanza compartida en una congregación, la sensación de conexión con Dios es la misma. La alegría de recibir el mensaje de Dios es un regalo que se debe valorar y compartir con aquellos que lo rodean.
¡Wow! ¿No es increíble cómo las palabras pueden tener un gran impacto en nuestras vidas? Me alegra saber que has encontrado la felicidad en las palabras de aquellos que te rodean. Recuerda que el apoyo y el afecto de los demás pueden ser un gran impulso en nuestros momentos más difíciles. ¡Así que sigue rodeándote de personas que te hagan sentir bien y nunca dejes de compartir tu felicidad con los demás! ¡Nos vemos pronto!





